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Writer's pictureSoraya Lara

¿Soy una madre sobreprotectora?


Pregunta de la lectora: Me han dicho que soy una madre sobreprotectora porque a mi hijo de 10 años todavía le saco la ropa y le pongo los zapatos. Soy quien lo lleva a bañarse. Duermo con él. A veces, no me respeta cuando lo mando a hacer algo. ¿Podría hacerle daño a mi hijo siendo sobreprotectora?


Respuesta de la terapeuta: Toda conducta materna que impida el desarrollo de habilidades para afrontar las tareas propias de los niños de acuerdo al ciclo de vida se construye en una violación al sano desarrollado integral de la personalidad. Usted está limitando la capacidad de aprendizaje de su hijo. La mutilación de habilidades llevarà a su niño a depender toda la vida de usted. Quizás, su propósito ulterior es precisamente que no ocurra.


Pregúntese si usted ha experimentado sentimientos de culpa respecto a su hijo. Estos podrían inducirla inconscientemente a una protección excesiva, llevándolo a infantilizarlo.


Sus conductas no son de cuidado sino de de inutilización frente a las tareas que él puede asumir.


Impedir que el niño realice las tareas propias de acuerdi a su edad, le dificulta desarrollar habilidades visomotoras, como por ejemplo, la coordinación de amarrarse los cordones de los zapatos. Los procesos de pensamientos de qué ropa ponerse, cómo combinarse, dónde localisarlas son funciones que van desarrollando la capacidad de coordinar tareas que implican procedimientos secuenciales, en los cuales el niño aprende qué ponerse primero, de segundo y así sucesivamente.


Lo más difícil de todo es que el niño no aprende a manejar su autonomía. Su relación elaboración mental se está construyendo a partir de una entidad fusionada, una relación simbiótica, caracterizada por la dependencia. La complementariedad de la relación se caracteriza por una madre que necesita ejercer la sobreprotección induciendo a su hijo a la dependencia.


Le sugiero concentrarse en romper esa complementariedad fusionada. Usted es la primera responsable.


Le sugiero concentrarse en romper esa complementariedad fusionada. Usted es la primera responsable.


Dígale a su hijo que es importante que él haga las cosas por sí solo, que espera que él le demuestre todo lo que aprendió de sus enseñanzas por 10 años. Déjele claro que comenzará a hacer las cosas por sí mismo. Aunque él se resisra a emprender el cambio, mantenga la firmeza en el suyo. Debe estar alerta porque la tendencia de ambos sería volver a la pauta conocida.


El desafío será mantenerse firme hacia el cambio.

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