Pregunta de la lectora: Soy una persona adulta. Me cuesta mucho decidir y siempre
busco la opinión de otros. Temo equivocarme. ¿Cree que puedo aprender a decidir?
Respuesta de la terapeuta: Al pensar en la posibilidad de elegir ya está
inconscientemente eligiendo. Si concomitantemente aparecen los pensamientos
temerosos o de inseguridad, bloquearán toda la posibilidad de asumir la decisión.
Es importante descubrir el poder personal que se tiene cuando se goza de la libertad
de elegir. La persona percibe que tiene el control sobre su vida y que puede dirigir el
curso de sus asuntos personales, familiares y profesionales. Reconoce que cuando se
decide se asumen las consecuencias.
Sabe que si las cosas no salen como esperaba, asume una actitud reflexiva sobre lo
sucedido y lo aprendido. Ve nuevamente la oportunidad de elegir y toma en cuenta las
consecuencias para no recaer. Lo que se elige o no, impacta, modifica o cuestiona, por lo que representa un desafío ante sí mismo. La actitud anímica, la seguridad y la confianza revelan la disposición para encarar lo que sucederá a partir de la toma de decisión.
En toda elección hay variables ajenas que incidirán porque se decide en torno a algo o
a alguien, como por ejemplo las respuestas de las demás personas implicadas. No es lo
mismo elegir pintar una pared si usted vive sola, que abandonar un trabajo cuando sus
hijos dependen de usted. La elección está en gran medida condicionada por las emociones y asociada a las experiencias de acontecimientos que le han favorecido o no. En el diálogo interior se debaten inconscientemente las emociones, las experiencias y el conocimiento adquirido.
Las experiencias adquiridas y los modelos incorporados en el núcleo familiar también
forman parte de su repertorio emocional, de sus comportamientos, sus percepciones y
las actitudes positivas hacia la vida.
Le recomiendo que todos los días tome una decisión de manera consciente y observe
qué pasa cada vez que decide. Se dará cuenta de que por más tensa que sea la
situación, siempre ocurre algo, nada queda intacto e inamovible. Incluso elegir ver un
objeto le cambiará la forma de verlo. Lo apreciará de manera distinta porque nunca lo
había observado con una intención distinta.
Viva con la actitud y la convicción de que sus elecciones son meritorias.
Asumir el reto de elegir la empoderará sorprendentemente.
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