Pregunta del lector: Le he dado oportunidades a mi pareja para que podamos seguir
juntos, pero no he visto ningún cambio en ella. Tomó la decisión de que nos
quitáramos los anillos de matrimonio. Creo que no vale la pena mantener la relación.
Me ha agredido. Quiero rehacer mi vida con otra persona que me valore y respete.
¿Qué opina as respecto?
Respuesta de la terapeuta: Antes de separarse, las parejas hacen intentos para
permanecer unidas hasta que se dan cuenta de que no es posible debido a las
actitudes rígidas asumidas.
Es una decisión que no debe tomarse a la ligera porque si se parte desde el dolor
emocional, la confusión y el agotamiento, es un riesgo. Hacerlo bajo estas condiciones
abriría la posibilidad de reencontrarse cuando se calmen sin considerar los efectos
psicológicos causados por los conflictos provocado los conflictos acumulados que han
cambiado su estilo de relación y, posiblemente, cambios en algún rasgo de las
personalidades.
Si no conocen bien los problemas, el punto de vista de cada uno y cómo se influyen
mutuamente como pareja, se les hará más difícil resolverlos.
Uno de los nudos que les impiden asumir el cambio se presentan cuando se acusan
mutuamente del problema o cuando se los atribuyen a terceras personas.
Si han asistido a un terapeuta y no han podido tomar conciencia de cómo cada uno
proyecta sus sombras o conflictos intrapsíquicos sobre el otro, se les hará más difícil
conciliar.
No es recomendable apresurarse a resolver el problema, primero hay que reconocerlo
y establecer cómo se ha convertido en un tema que activa el enojo, la tristeza, la
desesperanza, la frustración y la falta de energía para buscar una solución.
Ahora bien, si no existe la posibilidad de conciliar y cada uno se muestra indiferente, la
probabilidad de vivir en armonía y superar las tensiones se desvanece. La tendencia se
proyectaría hacia la ruptura.
Si el amor se ha desvanecido, la actitud de respeto y admiración han desaparecido y
la esperanza de vivir juntos no se percibe en el horizonte, es probable que la relación
esté en riesgo.
A las parejas con estilo de apego inseguro o ansioso les cuesta separase porque
sienten que se desintegran emocionalmente, perciben que su yo se fragmenta si no
están con el otro.
Las personas saben qué decisión tomar, solo que no se atreven a dar el paso.

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