Homenaje a Amor Caba, María Fernández, Mimí Lara y Leda Núñez.
No soy sin antes haber sido. Nací niña, me quisieron niña, me educaron niña.
Supe que sería mujer. Hoy me creo y me amo mujer.
Somos lo que somos, no sólo un cuerpo con marcadores biológicos que definen
nuestro estado de salud. Somos, además, personas, mujeres que hemos
construido nuestro ser, nuestra identidad por las experiencias de amor, cuidado,
protección, intercambios afectivos y de historias compartidas que nos vinculan
significativamente con las personas que forman parte de nuestra ecología
humana: la familia de origen, la nuclear, la extendida y las personas que forman
parte de nuestro entorno más cercano.
Soy, porque primero aprendí a verme desde el espejo de los demás. Podía ser,
podía pensar, podía inventarme, creerme, seguir los pasos establecidos por las
figuras de apoyo en la primera etapa de mi vida, pero mis mujeres espejo están
para afirmarme como mujer, validar mis actitudes y aptitudes. Son esenciales
para saber cuánto he sido, soy y seré.
Amo a mis mujeres espejo, aquellas que me permiten ver quién soy y cuyos
reflejos permiten percibirme y hacen que mis respuestas inconscientes se
manifiesten durante el diálogo validándome. Es esa forma de ser una misma en
contacto y en relación con cada una. Sus respuestas sirven de validación,
aceptación y confirmación de lo que soy. No por complacencia o conveniencia,
sino porque en la interrelación me hacen ver justo como soy; que me cuestionan,
me emplazan y me hacen reflexionar. Son el puente entre lo que creo ser, lo que
ellas creen que soy, crecerme en la interrelación de un nosotras. Me facilitan y
me permiten ser mejor persona.
El abanico de mujeres espejo no es del todo ideal, sobre todo cuando amamos y
agradecemos por lealtad, muchas veces es necesario mantener la conciencia de
la libertad individual como la esencia del ser como tal. Podemos encontrar
personas que condicionan la relación hacia una fusión, invitando a que
abandonemos la individuación y que hagas, pienses y reacciones de acuerdo a
sus creencias, estereotipos y expectativas.
A pesar de que tu relación con el tipo de mujer espejo con fantasía de fusión,
aprendes a mantener la distancia justa para preservar tu diferenciación entre el
tú de ella y el quién soy. Logras definir la cercanía justa para relacionarte, pero
con la distancia suficiente para mantener la integridad del yo. Aprendes a no
renunciar a ti misma, a tus valores, principios, creencias para complacer y ser
aceptada. Corres el riesgo de perecer ante las exigencias de las demás. En este
tipo de relación descubres que la autonomía no se cede, no se negocia para favorecer a otras en detrimento propio. Aprendes a pertenecer sin perder y
transar tus principios y valores fundamentales.
Otras mujeres espejo, a las que amas, exigen una lealtad abrumadora, que atrapa,
enferma y busca plegar la voluntad individual a los deseos de ellas. Absorben,
drenan, despojan de toda la energía que impide distanciarte para ser tú misma.
Se nutren del sí mismo de las demás, aparentando ser las más fuertes, las que
siempre saben qué hacer, cuando en el fondo sólo buscan controlar desde el
panóptico. Exigen que les cuenten todo, que permanezcan a su lado, que no
compartan con otras personas, reclaman lealtad y que les faciliten todas las
informaciones del hacer y pensar.
Las mujeres espejo son coherentes en la relación, son espejos primero y aceptan
la relación con otras mujeres espejo. La relación se define en base al respeto
individual, a la expresión libre, la disidencia, a compartir en un espacio de
igualdad. Se distinguen por saber escuchar, facilitar la reflexión, ofrecer el apoyo
significativo que se distingue por la calidad emocional.
Aprendemos a ser mujer y ser persona integrando aspectos biológicos,
psicológicos, familiares, sociales y culturales. Múltiples influencias que se
encuentran en nuestro entorno que nos permiten absorber, construir y moldear
una identidad distinta a aquella con la que nacemos. Nos asignan estereotipos y
roles culturales nos son asignados que se complementan y nos da sentido de
coherencia en nuestros comportamientos socialmente aceptados con base en
nuestra condición de mujer.
Los mandatos de género, de ser mujer y de feminidad asociados a la
complementariedad sumisa, adaptativa en una relación de dominio y control que
apabullan la autonomía y la libertad de ser auténticas, y tener control de
nuestras vidas, nos encadenan al ostracismo y la pérdida de un yo auténtico.
Si nos encontramos con mujeres espejo opacas en las que no podemos vernos
reflejadas, no debemos insistir, quizás, nuestra actitud deba ser espejos para
ellas en procura de estimular a superar la opacidad que no les permite verse a sí
mismas.
Las mujeres espejo asertivas se vinculan desde la posición de autenticidad y
reflejan un yo maduro, que facilita un diálogo con significado, el que se puede
descifrar con facilidad, en el que no se sospecha de un mensaje oculto. No ataca,
no se justifica ni se defiende para imponerse, sublevarse o colocarse en una
posición de desventaja.
Todas tenemos mujeres espejo. Si no las has identificado es hora de hacerlo.
Abrirás un escenario de crecimiento humano, de intercambio afectivo, de
diversión y retos compartidos.
La amistad diáfana, segura y confiable permite crear una cadena solidaria que
muchas veces se ocupa de actividades trascendentes, espirituales, de altruismo.
Buscan el bienestar de las personas y de la sociedad. La bondad y la generosidad
son proyectadas a través de estas actividades humanas y sociales.
Las mujeres espejo superan los miedos y las inseguridades cuando las alianzas y
el apoyo mutuo se constituyen en eslabones fuertes que permiten superar las
barreras que impiden el aislamiento, la percepción de falta de apoyo y la
sensación de soledad.
La fortaleza de esta red humana descansa sobre el apoyo social emocional que
facilita la comprensión, la compañía, el diálogo auténtico, la lealtad, la certeza de
saber contar con alguien en los momentos en que se necesita.
Las mujeres espejo son tus aliadas. Estarán a tu lado cuando las necesites para
ofrecerte apoyo, orientación y guía. Ayudarán a mantener una actitud positiva
hacia la vida, ofrecerán herramientas para afrontar las adversidades que se
puedan presentar en los diferentes ciclos de la vida.
Busca en cada espejo el mejor reflejo tuyo mejor tuyo y ofrece tu mejor yo.

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