Pregunta del lector: Tengo 35 años de edad. Hace cuatro años enviudé. Mi matrimonio fue excelente. Mis padres y los abuelos maternos no pudieron ayudarme a cuidar a la niña. Contraté una niñera que la cuida muy bien. El problema es que ella ha insistido en tener una relación conmigo, y yo accedo sin estar enamorado. A medida que pasa el tiempo me resulta incómodo. ¿Qué me aconseja?
Respuesta de la terapeuta: Al parecer, los límites diferenciadores del tipo de relación
contractual no quedaron claros entre ambos.
La falta de diferenciación de roles y, probablemente, el constante intercambio de
informaciones y su participación en las actividades de ella como cuidadora de su hija
permearon y quebrantaron la relación laboral.
Si la situación se ha salido de los parámetros establecidos que definen el tipo de
relación niñera y padre de la niña, es porque ambos ignoraron las primeras señales
que comenzaron a redefinir la relación y a considerar la experiencia sexual como un
hecho en la que se gratificarían.
Hubo una transacción explícita, usted expresa que ella insistió, pero para que esto
ocurriese tenían que crearse las condiciones específicas para que se sintiera con la
confianza de expresarlo. Algunas transacciones gestuales y de miradas facilitaron el
permiso para continuar al plano físico.
Como adultos ustedes eligieron el tipo de relación sin ingenuidad, sólo que obviaron la naturaleza de la contratación y la responsabilidad delegada de cuidar y proteger a su hija. Aunque usted también debió velar porque no se expusiera a esta situación.
Debido al tiempo que la niñera tiene a su cargo el cuidado de su hija, se ha establecido un vínculo, por lo que debió considerarlo. Es probable que cuando usted ponga fin a la relación, todo cambie. La actitud de la niñera no será la misma ni con usted y mucho menos con la niña.
Considere las consecuencias, tanto para usted como para la niña quien podría salir
lesionada.
Por lo que usted expresa, sus expectativas no trascienden más allá del plano sexual.
Ella podría tener expectativas distintas y ese es un punto a tomar en cuenta.
En el juego de la seducción la considera un objeto sexual para su gratificación, no de
vinculación afectiva. No ha considerado los vínculos establecidos entre ambas. Usted
es el contratador y padre de la niña.
Asuma su responsabilidad.
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