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Writer's pictureSoraya Lara

Involucramiento de los hijos en los conflictos de la pareja

Pregunta de la lectora: ¿Es cierto que los conflictos en la pareja afectan a los hijos? Nuestras discusiones son fuertes y nuestros hijos interceden cuando estamos desbordados emocionalmente. Me preocupa que ellos terminen involucrados ¿Qué podría explicarnos al respecto?


Respuesta de la terapeuta: Hay un tipo de relación de pareja conocido como conflictivo, caracterizado por la comunicación incongruente, poco clara y que suele estar condicionada por la intención de sobreponerse al otro.


Además, se muestra baja satisfacción en la vida marital. En otros aspectos, ambos tienden a destacar y criticar aquellos rasgos de la personalidad que consideran negativos; expresan el malestar por el estilo del otro de afrontar la vida, desvalorizan la relación con la familia de origen y viven al acecho para controlarse.


La presencia de los conflictos de larga duración podría mantenerlos en una actitud reactiva constante debido al malestar acumulado y las situaciones que no han podido resolver por causa de las dificultades presentadas.


Mantienen una actitud prejuiciada que incrementan la hostilidad y la desconfianza. Se atrincheran con la idea de que cada uno tiene razón, una convicción que aumenta la percepción de que la otra persona es la del verdadero problema.


Incluso, los pensamientos se hacen más recurrentes y solo giran en torno al problema y en pensar negativamente sobre el otro y sobre sí mismo. Se construyen monólogos internos para articular ideas que refuercen la actitud de enojo, de frustración o de tristeza y de distanciamiento emocional.



Los pensamientos y el aumento de la reactividad emocional los mantienen alertas y ante cualquier situación que ocurriese, estarían listos para reaccionar con intensidad emocional sin que medie la reflexión porque han estado preparándose gradualmente para el ataque.


Al parecer, sus hijos conocen este circuito reactivo y están prestos de igual manera para reaccionar de acuerdo con el rol asumido para evitar un desenlace de graves consecuencias.


Los hijos no están al margen de los conflictos, ellos conocen el sistema reactivo de la pareja, los temas sensibles y cómo cada uno reaccionará. Esto les genera tensión y agotamiento emocional.


Cuando los hijos se involucran hasta este punto suceden dos cosas, primero, que entiendan que deben protegerla si la perciben vulnerable y, segundo, consideraran que su intervención es la mejor solución para preservar su tranquilidad.


Si ustedes como personas adultas no han podido resolver los temas conflictivos, es prudente asistir a un profesional de la salud mental.




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