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Writer's pictureSoraya Lara

Aislamiento, crisis y familia

Pregunta de la lectora: Estamos viviendo tiempos de crisis. Todo parece derrumbarse. La situación causa incertidumbre y angustia. Temo por mi familia. ¿Qué nos recomendaría?

Respuesta de la terapeuta: Sin duda alguna, es tiempo de crisis. Ahora nos corresponde ser creativos para sobreponernos a ella. Cada crisis trae su enseñanza. El diccionario de la Real Academia Española (REA) define la crisis como: “Cambio profundo y de consecuencias importantes en un proceso o una situación o en la manera en que estos son apreciados”.

Me acojo a esta definición, por dos factores importantes: uno, el que se refiere a cambio y consecuencias. Y el segundo, la manera en que la apreciamos, a lo que agregaría, la forma en que la interpretamos.

La humanidad como la especie vive humana experimentan constantes crisis. Es decir, son experimentadas por las personas, los individuos y la familia. En su mayoría, son normativas y obedecen a ciclos de vida.

Otras, son de carácter catastrófico, como por ejemplo la pandemia desatada por el coronavirus, conocido como COVID-19, que enfrentamos en la actualidad.

¿Por qué se habla de cambio y consecuencias? Porque todo evento tiene repercusión sobre nuestro estilo de vida e induce cambios que hay que asumir para ajustarse a la nueva situación y lograr una adaptación funcional, sea transitoria o definitiva. ¿Por qué también es un asunto de apreciación? Porque incide la forma en que percibimos lo sucedido a través de los sentidos o de la mente. Es decir, qué y cómo interpretamos, y cómo lo experimentamos.

Cada persona interpreta un acontecimiento de manera diferente. Nuestros pensamientos, que son un conjunto de ideas propias o de una colectividad, se expresarán de manera espontánea sin valorar las consecuencias que pueden acarrear sobre nosotros.

¿Qué puede hacer para no dejarse atrapar por la incertidumbre y la angustia? Solo obtener información de los organismos autorizados, no sobreexponerse a estas, tratar otros temas que consideres valiosos, llamar a sus amistades y hablar de cosas placenteras y traer a la memoria recuerdos agradables. Le sugiero respiración con atención plena, con normalidad, sin esforzarse y concentrada. Si vienen pensamientos desagradables, déjelos pasar y retome su atención plena en la respiración.

Si le gusta cantar o bailar, hágalo. Oiga música y déjese llevar por el ritmo. Lea novelas o cuentos o algún tema de su interés. Nada asociado a enfermedades. Así como los pensamientos la angustian y le crean expectativas catastróficas, también pueden sanar y tranquilizar.



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